La poesía, un arte ancestral que se remonta a las civilizaciones orientales, encuentra sus raíces en el Poema de Gilgamesh. Una obra anónima de la antigua Sumeria que data del tercer milenio a.C. La posiciona como el primer poema del mundo o el más antiguo hasta el día de hoy.
Asimismo, no podemos pasar por alto el poderoso Enuma Elish babilónico. Un himno a la creación del mundo que se origina alrededor del año 1900 a.C. En una época en que la mayoría de las personas carecían de alfabetización, la poesía se diseñaba para ser entonada.
Un viaje épico en el primer poema del mundo
En 1853, Hormuzd Rassam descubrió el palacio de Asurbanipal, dentro del cual se hallaba una asombrosa biblioteca con más de 25,000 tablillas cuneiformes, incluyendo obras como el Poema de la Creación y la Epopeya de Gilgamesh. Este hallazgo marcó un avance significativo en la comprensión de la escritura cuneiforme.
El Poema de Gilgamesh es una compilación de textos sumerios que abarcan dos ciclos épicos distintos: uno fantástico centrado en Enkidu y otro más realista que se enfoca en Gilgamesh, un líder histórico de Uruk alrededor del 2650 a.C.
Los paleos babilónicos recuperaron y tradujeron originalmente estos ciclos, que se transmitieron oralmente, entre el 2100 y el 1800 a.C. Y el poema evolucionó a lo largo de los siglos hasta que los asirios le dieron su forma definitiva alrededor del 650 a.C.
La naturaleza colectiva y anónima de su creación hace imposible atribuir el poema a un autor individual. A medida que se difundió, influyó en los textos bíblicos y se expandió a diferentes territorios.
Sin embargo, los autores grecolatinos limitaron su impacto en la literatura griega y romana debido a su falta de conocimiento de los caracteres cuneiformes.
El primer poema del mundo consta de doce tablillas que narran las aventuras de Gilgamesh, quien, después de enfrentarse a Enkidu y a otros desafíos. Emprende una búsqueda desesperada de la inmortalidad. Este viaje lo lleva a través de tierras desconocidas y enfrentamientos difíciles.
La duodécima tablilla, una adición posterior, proporciona un final menos abrupto al poema, donde Nergal, dios de los infiernos, permite que Enkidu salga de la tumba y se reúna con Gilgamesh.
Su descubrimiento en el siglo XIX fue crucial para comprender la escritura cuneiforme y su influencia se extendió a través de diversas culturas a lo largo de la historia.
El viaje épico de la inmortalidad y la amistad eterna
El Poema de Gilgamesh, una antigua narración sumeria, relata las hazañas del rey Gilgamesh en una prosa épica que trasciende el tiempo. Al principio del relato, nos encontramos con Gilgamesh, un monarca despótico cuyos súbditos, hastiados de su lujuria incontrolable, elevan sus quejas a los dioses.
Este desenfreno lo lleva a imponer su voluntad sobre las mujeres de Uruk, su ciudad. En respuesta a estas lamentaciones, los dioses crean a Enkidu, un hombre salvaje destinado a ser el adversario de Gilgamesh.
Sin embargo, en lugar de convertirse en enemigos mortales, Gilgamesh y Enkidu forjan una amistad inquebrantable y se aventuran juntos en peligrosas empresas. Juntos derrotan al gigante Humbaba y al Toro del Cielo, incluso cuando Gilgamesh rechaza los avances de la diosa Inanna.
Como castigo por sus acciones impías, los dioses arrebatan la vida de Enkidu en su juventud. La desaparición de su amigo conmociona profundamente a Gilgamesh, quien emprende un viaje en busca de la inmortalidad.
Este viaje lo lleva a los confines del mundo, donde encuentra al sabio Utnapishtim y su esposa, los únicos sobrevivientes del Diluvio, a quienes los dioses han otorgado el don de la inmortalidad que Gilgamesh ansía.
Sin embargo, nuestro héroe no alcanza su objetivo y regresa a Uruk con las manos vacías, convencido de que la inmortalidad es un don exclusivo de los dioses.
El corazón emocional de esta epopeya reside en el lamento de Gilgamesh por la pérdida de su amigo. Los expertos consideran que es la primera obra literaria que explora la mortalidad humana frente a la inmortalidad divina.
Además, el poema incluye una versión del mito mesopotámico del Diluvio, que prefigura el relato bíblico de Noé. Este primer poema o epopeya del mundo, nos ofrece una visión poderosa de la condición humana y la búsqueda de la eternidad en un mundo gobernado por los dioses.
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