Douglas Bravo

CARTA A UN FEDAYIN

Hermano Tarek, hermano: ese lugar que no existe -aunque lo prefiguramos como una colectiva sonrisa- esa nueva civilización, esa Utopía tan resueltamente perseguida por tu poesía (y por tus actos de luchador social emprendidos desde aquella adolescencia de los 14 años hasta este hoy estelar) siento que se me aproximan tan hondamente al leer – casi en las sombras- tu poemario «EL HACHA DE LOS SANTOS». Te confieso que esta lectura ha sobrevolado mi piel, despertándome algunos arrinconados aranques de soñador estepario…

TRES TIEMPOS como hitos de una contemporaneidad aparecen en este libro fundidos, con la característica de no perder la peculiaridad cada uno de ellos: Hay ciertamente una frontera lógica de tiempo y espacio, pero también hay una férrea unidad poética-espiritual de nuestra disidente utopía.

Por aquel primer tiempo donde las hojas humanas dormían su letargo (porque el viento social no se había estremecido), los «perrevistas», soñadores, «ruptureros>> y trilladores de caminos: fueron pluralizados en una contradictoria y desgarrante diáspora: y no obstante convocados a la vez en una «cultura» mágico-cósmica que según el decir de tu poema Iracara: «…ES LA LEY DE UNA ESPECIE DE IRREDENTOS/ QUE POR AÑOS DURMIO EN LA TINIEBLA».

Sin embargo, allí no se detuvo la historia. En un segundo tiempo el monarca se coronó anunciando su arrogante proyecto económico: ¡Basta! dijo la muchedumbre del 27 de febrero, luego tomó en sus manos la paz social impuesta con oro petrolero y la lanzó al más nunca rompiendo lo despótico. El amargo rey y su ministro de la defensa ordenaron hundir hasta el mismo abismo: Miles de hombres y mujeres de la pobrecía quedaron enterrados en «La Peste»; pero la tiranía habla quedado herida. Y de nuevo tú vuelves

(sorteando airosamente el reto) a registrar la otra historia, con el sentimiento del «otro lirismo», porque en verdad el apaleado reflexionó en la borrasca: «Quise ser papagayo, cometa o volantín / por un momento me dejaron ser… » Y es que la honda huella del 27- F fue premonición y coartada. En su círculo fueron reunidos no pocos detonantes cruciales… Y henos aquí congregados alrededor del tercer tiempo:

El 4 de febrero los militares bolivarianos hacen estremecer un clima contaminado desatando los arenales del misticismo, alentando millones de almas hasta concluir en el irreversible camino de transfigurarse en hermosa fuerza de la religiosidad y espiritualidad de los venezolanos. Todos de alguna forma, como en tu poema «Maisanta», vemos: «a mi diestra / un brazalete como un quejido / cae / y en la tierra se desgrana». Iluminándonos en la conquista de un camino propio para Venezuela, América Latina y el Caribe…

Hermano Tarek, siento que en ti no se han rendido esos dos grandes ancestros milenarios: INDIANIDAD Y ARABISMO. Marcas que con vigorosa fuerza le dan una cualidad esencial a tu poesía: profunda contemplación de la vida en movimiento, y que al interiorizarla le pones fuego para que el verso arda en distintas direcciones, dotándose permanentemente de un poder incapturable para la codicia de las manos institucionales y oficialistas: Poesía vital y necesaria, ésta que rompe con tanto silencio permitido y acomodaticio…

Emocionado, espero leer tu poemario sobre el cuarto tiempo. Para entonces la ruptura creadora habrá amanecido.

Abrazos

DOUGLAS BRAVO

Caracas… febrero de 1992

Ramón J. Velásquez